domingo, 19 de enero de 2014

Como nuevo

Se sentó a la mesa al mediodía. Había una franela y dos o tres apósitos. Y el mate. Siempre el mate junto con el. Como si necesitara un pequeño recreo cada 5 minutos.
Sabía que necesitaba limpiarlo y, seguramente, curarlo. No estaba tan seguro de esto último. Pero lo suponía.
El pasado se lo había dejado bastante lastimado, y sabía que no iría muy lejos en el tiempo si lo dejaba así. Si una rueda pincha, lo lógico es emparchar primero y luego seguir camino. Y esto, era como tener las 2 ruedas pinchadas.
Primero lo vio. Lo tomó en sus manos y lo vio. Ya lo había visto así. O, en realidad, ahora estaba peor. Estaban las mismas manchas de siempre, pero ahora, más negras. Y algunas rajaduras que primero creyó sin importancia. Ahora, eran las peores llagas.
Eligió empezar por lo lógico. Lo limpió. Le paso la franela hasta quedar como nuevo. Y este era el secreto. No sólo debía quedar bien, debía parecer como si nunca se hubiese ensuciado.
Acto seguido, observó las rajaduras. Alguna que otra estaba demasiado abierta. Dolió. Y cómo!. Sobre todo cuando usó el alcohol. Al principio creyó que con eso se pasaba, pero al rato le dolía incluso más que antes. Puso los apósitos y sabía que, de ahí en más, debía dejar que el tiempo hiciera su trabajo curador.
Lo volvió a mirar. Lo tomó en sus manos. Y al ver que su trabajo estaba terminado, volvió a ponérselo en el pecho. Inclinado hacia la izquierda, como debía estar.
Rogó que haya sido la última vez. Pero su conciencia, su corazón y él sabían que no sería así...

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