domingo, 21 de septiembre de 2014

El Manco y Julito

"La única diferencia entre usted y yo, es que usted evita que alguien se muera, y yo puedo hacer vivir a alguien por 40 minutos" se escuchaba al final de cada discusión. No era la primera ni iba a ser la última, pero todos ya conocían el remate.
El manco y Julito fueron amigos de toda la vida. Hay quienes sostienen que esta definición era literal, que sus madres habían dado a luz a sus hijos con pocas horas de diferencia (e incluso, lo más exagerados dicen que a la misma hora y en el mismo hospital), y la incubadora los había reunido.
Como sea, todos en el bar sabían que eran amigos. Y si bien sus caminos iban paralelos en el comienzo, poco a poco se fueron bifurcando hasta tocar extremos casi opuestos.
Julito se había decidido por la medicina. Dicen que era una de esas eminencias que nadie conocía y que nunca había recibido distinción alguna. Que el tipo fue un bocho de chiquito nomá, de esos que uno los ve y sabe que van a llegar lejos. Alguna vez había sido tentado con la carrera musical, pero como todo el mundo sabe, la música y la medicina rara vez pueden ir juntas.
El Manco... bueno... era un loco. De juvenil se le dio por irse de la casa "a ver que onda" y ahí lo tenés. Vive al costado de la estación, en uno de los vagones que nadie usa ni reclama. Para los demás era chatarra; para él, poco menos que el Taj Mahal. Lo bueno es que sabías siempre dónde ubicarlo, por cualquier changa que hubiese que hacer. El tipo se las rebuscaba. Un día era plomero, al otro carpintero, al otro albañil y así, según lo que hiciera falta.
Ahora... no los fueras a buscar en febrero. Para el, febrero era carnaval y nada más. Contaba haber salido en más de 20 murgas en 5 años, y haber ganado 15 primeros premios. Lógicamente, pocos (por no decir, ninguno) de los parroquianos le creía siquiera una palabra, pero... ahí lo dejaban que se explayara a gusto.
Y eran amigos he?. De verdad. Julito se aparecía en el vagón cada dos por tres con algo para picar. Y vino, obviamente. Y el manco lo recibía recordándole quien era. Tal vez, por este motivo es que nunca dejaba de ir, pienso nomás...
Ahora mismo están discutiendo sobre sus labores. Que quién es más importante, si el que te cura el resfriado o el que lo evita haciendo que tengas agua caliente. Y en algún momento va a pasar...
...Si, ahí viene:
"La única diferencia entre usted y yo...."

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